alétheia! alétheia!

Y no hay espacio para explicar
ni tiempo para agitar las manos, por escrito,
ni cuerpo para respirar ante la inminente quemadura.
Y se da. Y absolutamente nada más que otros brazos que la hayan soportado
antes, podrán consolarnos. Y están fríos, los quemados.
Y todavía somos suficientemente pequeñas para llorar de miedo
y seguir sin embargo apostando el cuerpo, en ello.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: