Lo que ocurría es que necesitaba escribir un poema

Hace dos días que pierdo el mismo anillo
en cada casa ajena en la que entro. El anillo que me compré a mi misma
el día que abogué, América.

No podía acostarme por la noche ni levantarme por la mañana,
soñaba que aún venías y volvías a exponerme
que me arrinconabas detrás de las puertas y aún era grande.

Asistía al ensamblaje de una máquina mental fulgurante
a la velocidad de la visión preclara. No reconocí a mi prima, no reconocí
a mi abogado, a la puerta del Juzgado.

Hace dos días que siento que no debería volver a explicar que mi deseo es sexo capaz y constante. Me arde la vida como le debió arder el cuerpo a Carlos hace cinco días
cuando decidió saltar desde la ventana del sexto piso en el que vive su hermana.

Necesitaba decir que yo no solo también navegar sino que a veces solo planear.

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